
Llegó al desespero la ola de despidos de 600.000 personas que perdieron su trabajo al crecer la desocupación al 8,1%, la cifra más alta en los últimos 25 años.
Aquella superpotencia que fué EE.UU está ganada ahora por la depresión económica que redondea los 4.500.000 personas desocupadas en los últimos meses y que totaliza 12 millones en todo el país con sus dramas a cuestas, y que desde muy temprano por la mañana en largas colas pujan por conseguir un mismo puesto de trabajo, que recuerda a la década del 30.
El presidente Obama clama diciendo por una apelación pública que no dejará signado el país al desempleo y prepara medidas para torcer su rumbo. Pero la visión real es que ha herredado un problema atroz que costará revertir en corto plazo y encontrar una salida con signo positivo, es como encontrar un trébol de cuatro hojas, ya que mayormente afecta a la población negra y de menores recursos y de origen asiático.

Su caída en su escala económica es inquietante y no se sabe cuántos al igual que él están en la clase de empleos de salarios bajos, que también escasean.
Entrevistas realizadas dan a conocer despidos de gerentes y ejecutivos que para trabajar aceptaron salarios bajos sólo para conseguir susbsistir y superar la adaptación psicológica financiera, nada fácil de aceptar a su identidad por el derrumbe de su autoestima.
Para muchos ésto ha sido como desgajar una cebolla de sus capas como de sí mismo y aprender que con cada capa pelada descubrir algo más de sí; "que hay que adaptarse".
Así la demanda de trabajos por salarios bajos se triplicó hasta alcanzar 1,4 millones y las empresas solo recibieron a 500.000 solicitantes.

Para Lewis Smith que confió en el subsidio de desempleo no le alcanzó ya que en su Arizona, un desempleado cobra 240 dólares semanales, uno de los mas bajos del país, que es menos de lo Lewis necesita para pagar su hipoteca de su confortable casa con 4 habitaciones que comparte con su esposa.
Lewis se lavanta temprano a las 4 de la mañana, reza y dedica 3 horas a buscar empleo por Internet donde lo hace reflexionar; "En ésto me convertí ahora después de lo que tenía". En cambio su esposa admitió que en un principio estaba avergonzada por el empleo de su marido, pero ahora siente estar agradecida y orgullosa que pueda hacer cualquier cosa para conseguir mantener a su familia aunque signifique barrer los pisos o limpiar los baños; es lo que hay para sobrevivir.