googlef87c5bb6a5dde55a.html content='pX8WnVSvXsrSCE6ThXyzIIPFKBjDfIQaaLIdDsNIBzY=' ADNpressOnline: 2011-09-04

jueves, 8 de septiembre de 2011

Después de 10 años, lo que cambió y cambiará el 11 S

Por Silvia Pisani | LA NACION
Cuándo apenas una hora después de impactar el avión de American Airlines contra la torre norte, el desespero de un hombre saltaba al vacío. Otro hombre, un fotógrafo
de AP llamado Richard Drew, disparaba su cámara y capturaba el instante en una fotografía que daría poco después la vuelta al mundo y pondría en debate la polémica de la tragedia que provocaría el escalofrío en el mundo.
El avión se había estrellado así entre las plantas 93 y 99 piso atrapando sin salida a todos los que se encontraban en los pisos superiores, lo que originó la desesperación que muchos decidieron
saltar al vacío.
Las imágenes que en ése momento mostraba la TV resultaban increiblemente terroríficas y desesperantes, entre la nube de polvo cayendo entre el humo y el fuego. Hombres, mujeres, gente desesperada por las calles corrían y que cualquiera podía reconocerse como uno más de nosotros tomando una decisión final ante la ausencia de esperanza frente a una catástrofe.
Fueron nada menos que doscientas personas que saltaron aquel día desde las torres gemelas agonizando en su derrumbe.
Como una de las tantas anécdotas que existen sobre lo ocurrido en el atentado a las Torres Gemelas, la actriz Gwyneth Paltrow cuenta que "Iba camino a casa y era la mañana del 11 de septiembre - no es que supiera en ese momento qué significaba - y una chica estaba cruzando la calle imprudentemente y las dos nos paramos al mismo tiempo y esperamos un tiempo largo", dijo Paltrow en una entrevista en Venecia sobre su último film "Contagio". La actriz explicó que la mujer y ella intentaron varias veces esquivarse sin éxito y empezaron a reírse antes de que la mujer finalmente siguiera su camino. "Así que, si no hubiéramos tenido esa interacción, siente que su vida hubiera tenido un curso mucho más diferente"
Charles Lewis es un profesor de matemáticas, hoy retirado, que en la mañana del martes 11 de septiembre de 2001 caminaba cerca del Pentágono con la intención de alquilar una bicicleta en un negocio cercano. Su plan se desmoronó junto con la fachada del edificio alcanzada en el tercer ataque de aquella mañana. "El otro atentado", como él lo define, en su diálogo con La Nación.

Para la memoria colectiva, el 11 de septiembre evoca inmediatamente la caída de las Torres Gemelas y el horror de la muerte televisada de casi 3000 personas en menos de dos horas. Pero ese día murieron también otras 184 personas en el tercer ataque, que tuvo como blanco la sede del Pentágono del Departamento de Defensa.

Un cuarto avión, que cayó en un descampado en Pensilvania, se llevó la vida de otras 40 personas, convertidas hoy en "héroes" por el gobierno norteamericano, que les reconoce haber doblegado a los terroristas que lo secuestraron e impedir que lo estrellaran contra algún blanco civil en esta ciudad. Fue el vuelo 93 de United Airlines.
Casi desde ese mismo instante, una teoría conspirativa sostiene que el Pentágono fue atacado por un misil disparado por los Estados Unidos y no por el vuelo 77 de American Airlines que, con su tripulación y sus 124 pasajeros, fue secuestrado por terroristas suicidas para convertirlo en proyectil y embutirlo contra el edificio. "Que la gente piense lo que quiera", dice Lewis.
En Washington, aquella mañana fatídica parecía prometer buenas cosas. "Era un día espléndido. De cielo claro, no muy caluroso y yo no tenía clases", recuerda Lewis. En cuestión de segundos, todo se volvió pesadilla.
"Lo primero que escuché fue un ruido de motores como que se me venía encima y luego, enseguida, una explosión estruendosa. Lo que vi fue una enorme llamarada que se desprendía del edificio y una gruesa columna de humo negro", dice a La Nación, en una mañana tan soleada como la del ataque".
A veces cuesta creer que pasaron diez años", dice, con la memoria hecha carne.
Recuerda que corrió hacia el edificio y, junto con él, corrieron otras personas. "Había que ayudar", fue lo que se le cruzó por la cabeza. No tenía idea de cómo. No sabe cuánto tiempo transcurrió. Fueron largos minutos en los que no había ni bomberos ni rescatistas, "Sólo gente tratando de ayudar a otra en medio de la confusión más espantosa", dice.
Vió personas con la piel tan quemada que le costaba decir si eran hombres o mujeres. "Salían del edificio como zombies", describe. "Era un escenario paradojal. De un lado aparecían personas como huyendo del infierno mientras que, del otro, había empleados que no habían sufrido ni un rasguño", cuenta. Supo después que, ese día, había 18.000 personas trabajando en el enorme complejo de cinco frentes.
Uno de ellos era el sargento, al que vio por primera vez hecho un manojo de carne chamuscada. "Corrí a sostenerlo y me quedé con él hasta que llegaron los paramédicos. Yo pensé que se moría. Recé con él", dice Lewis.
Ese día murieron 184 personas en el ataque al Pentágono. Foto: Archivo
Así quedó el Pentágono tras el atentado. Foto: Archivo
Ambas personas están unidos por un mismo recuerdo de espanto, solidaridad y supervivencia. "No somos los únicos", aseguran. Un recuerdo al que se le rinde tributo con el llamado telefónico de rigor ahora separados por miles de kilómetros,hasta hoy no volvieron a verse cara a cara nunca más.
La charla, en cambio, se desarrolla cerca del Museo Nacional de Historia Americana donde, por primera vez, acaba de montarse una pequeña exhibición con objetos evocativos de la tragedia.
Lewis viene de recorrerla. "En realidad, no pensaba ir. Pero, finalmente, di una vuelta", dice.
Cuenta que lo que más le llamó la atención fue una postal escrita por una pasajera del vuelo 77. Un texto de pocas líneas en el que una mujer, de nombre Leslie Whittington, se despide de su hermana Sara, minutos antes de emprender viaje junto con su marido y sus dos hijas, de 8 y 3 años y le deja la dirección de su casa de veraneo para que vayan a visitarla.
"Mientras hablo con Usted, no puede dejar de pensar en esa chica, recibiendo la postal de su hermana muerta" dice. "No puedo dejar de pensar en el mal que hicieron esos 19 terroristas, y en la bondad y en la enorme solidaridad que vi en aquella mañana de espanto".


Video realizado por amateur momentos antes del ataque a las Torres Gemelas.