googlef87c5bb6a5dde55a.html content='pX8WnVSvXsrSCE6ThXyzIIPFKBjDfIQaaLIdDsNIBzY=' ADNpressOnline: 2012-03-11

domingo, 11 de marzo de 2012

"Amalia Fortabat" fue la mecenas de un imperio económico para dirimir la herencia

María Amalia Sara Lacroze Reyes Oribe de Fortabat Pourtale se convirtió en la mujer más rica de la Argentina el 10 de enero de 1976. Ese día su segundo esposo, Alfredo Fortabat, murió de un derrame cerebral a los 81 años. Ella, con 54, heredó uno de los mayores imperios económicos del país.
Amalia Lacroze de Fortabat (como continuó llamándose, con su seudónimo de "Amalita") dejó ésta vida como una de las mayores fortunas femeninas en el país: en torno a los U$S 902 millones según la última estimación de la publicación especializada América Económica. Es difícil de calcular: el patrimonio de ésta mujer ha sido una completa telaraña de sociedades, obras de arte y exclusivas propiedades alrededor del mundo y aparece con cierto recelo la reciente venta de un fabuloso dúplex en Nueva York por U$S 20 millones.
El lunes 15 de enero de 1976 Amalita presidió la primera reunión de directorio de Loma Negra y cinco meses más tarde haría su debut en el rol de empresaria.e un fabuloso dúplex en Nueva York por U$S 20 millones.
El 17 de junio la revista Gente publicó cinco páginas en blanco y negro bajo el título: "Una mujer argentina al frente de un imperio". Con fotos posadas, la nota relataba que para desempeñar sus labores empresarias "se levanta a las siete de la mañana y termina de trabajar a las ocho y media de la noche". Allí posa junto a un moderno centro computarizado, en su casa de Av. Libertador y Bulnes y hasta comiendo un asado de mulita y tomando vino de mesa junto a empleados.
La herencia recibida de su esposo fue: 23 campos que consistían en 160.000 hectáreas con 170.000 cabezas de ganado y una finca de 160 hectáreas en Middleburg, Virginia, Estados Unidos.
5 empresas cementeras
Un edificio sobre Avenida Libertador; una casa en Libertador y San Martín de Tours;
Una casa en San Isidro
Una casona en Mar del Plata
El edificio donde funcionaba la sede Loma Negra, en Diagonal Norte 634
Un dúplex en el Hotel Pierre, en Nueva York
Un avión Lear Jet; un avión Beechcraft 90; un helicóptero Hushes 500; un barco y automóviles
Para ese entonces su emporio económico contaba de 5000 empleados y una producción
de cemento de 200.000 bolsas diarias y 1000 toneladas de cal, 3000 toros de raza y 6000 vacas Aberdeen Angus por año.
Quizás un párrafo aparte merezca su habilidad como empresaria, estuvo nutrida de estrechos contactos funcionarios económicos de la última dictadura militar, en especial de su amigo Alfredo Martínez de Hoz. Para 1980 Lacroze de Fortabat había cuadruplicado su patrimonio de los beneficios estatales y una etapa de florecimiento en el negocio cementero y se la llamó la "Dama del Cemento".
En 1977 había tomado la decisión de expandir Loma Negra hacia la provincia de Catamarca para lo cual había accedido a una reciente ley de promoción industrial: una desgravación del impuesto a capitales por diez años, de ganancias y exención de derechos de importación por 23 millones de dólares.
El resto se explica cuando en los dos años siguientes a 1977 el precio de la tonelada de cemento creció de 80 a 110 dólares. y sumado a los picos de consumo de cemento cebados por los planes de obra pública que instrumentó la dictadura, multiplicó sus ganancias.
A partir de la década del '80 los periódicos neoyorkinos The Wall Street Journal y The New York Times se ocuparon de destacar las joyas artísticas adquiridas por Lacroze de Fortabat que fueron Julieta y su niñera, un Turner de U$S 7 millones; y Paysage du solei levant, un Van Gogh de U$S 10 millones y también se completa con "Entre los duraznos floridos", de Fader por el que pagó U$S 260.000.
Su imponente dúplex de Avenida Libertador fue la morada de todas estas piezas, hasta que en 2008 se inauguró su propio museo (Colección Fortabat) en Puerto Madero. Allí hay una extensa pinacoteca que se completa con obras de Emilio Pettoruti, Marta Minujín, Jorge de la Vega, Xul Solar, Antonio Berni, entre otros. El magnífico Turner preside la colección.
Fue una mujer visionaria, innovadpra y valiente, bien dispuesta para las causas del empresariado y del desarrollo nacional. Junto con ella y otros empresarios (Sebastián Bagó, Enrique Ruete, Jaime Campos) que trabajamos para unir la Fundación Invertir y el Consejo Empresario Argentino en lo que hoy es AEA, que surgió en el año 2002 como una expresión cabal del gran empresariado nacional.
En 1990 la llegada de Carlos Menem a la presidencia, la empresaria mantuvo una excelente relación con el Gobierno y comenzó aparecer con más frecuencia en las revistas para mostrar un perfil más político.
Menem la designó "embajadora itinerante", más tarde presidenta del Fondo Nacional de las Artes (1992) y comenzó a interesarse por sus ambiciones políticas enlazadas a un perfil social.
En una entrevista concedida a la Revista Noticias el 22 de enero de 1995, explicitó su adhesión al proyecto menemista y reconoció que preferiría un ministerio de Acción Social si llegaba a formar parte del gabinete.
También realizó apariciones en revistas realizando acciones benéficas y sirviendo guiso a niños en un comedor solidario de La Matanza y su fundación destinó fondos a esta clase centros comunitarios en el conurbano bonaerense, principalmente en las localidades de Berazategui y Gregorio de Laferrere.
El negocio de Loma Negra rendía buenas ganancias y en 1993 adquirió la mayoría de acciones del diario La Prensa, del cual se desprendió en 1995 siendo el último año de su aventura periodística, el diario imprimía 46.000 ejemplares diarios y perdía alrededor de $600.000 mensuales. Por esos mismos años también compró parte de Radio El Mundo y FM Horizonte.
En tanto fue conocido su enfrentamiento con Ernestina Herrera de Noble, directora y accionista del Grupo Clarín y en una entrevista que otorgó a Noticias se desprende el siguiente diálogo:
-¿Puede cuantificar su riqueza?
-Más o menos.sí. Pero no se los voy a contar a ustedes
- ¿Es la mujer más rica de la Argentina?
-¡No! La señora Noble es mucho más rica que yo.
-¿No la envidia un poquito, por ése diario que vende más de 500 mil ejemplares por día?
-Siento admiración por lo que ha hecho, pero no envidia. Además, no me gustaría un diario como Clarín, me parece que está en la oposición, y yo no soy anti-nada. Eso sí, hago la Claringrilla todos los días.
Por ésos años amplió sus negocios como dueña de Lomax (productora de hormigón), Ecocemento, Recycomb (recicladora de basura) y como concesionaria adquiriendo una línea carguera de ferrocarril, Ferrosur Roca.
Para 1999 la revista estadounidense Forbes, especializada en negocios, le calculó un patrimonio en torno a U$S 1600 millones y ése año hubo tres argentinos entre las 200 personas más ricas del mundo: Gregorio Perez Companc (U$S 3600 millones), Roberto Rocca (U$S 2300 millones) y ella.
El 19 de abril de 2005, la cementera Loma Negra envió una comunicación a la Bolsa de Comercio porteña en donde daba cuenta que dejaba de ser una empresa argentina. El grupo brasileño Camargo Correa adquirió la firma que controla el 48% de la producción local de cemento por una cifra cercana a U$S 1025 millones.
Amalia Lacroze de Fortabat se desprendió de su empresa tras ejercer la conducción por 29 años y 4 meses y con un fin premeditado: en 2004 había encomendado al banco JP Morgan la misión de encontrar un comprador y triunfó la oferta de Camargo Correa, aunque el grupo mexicano Cemex y la brasileña Votoramtim también participaron de las negociaciones.
El último balance que firmó la empresaria como dueña de su grupo de empresas fue el de 2004, el año en que facturó $726 millones. Tras la salida de Loma Negra, quedó retirada de las grandes ligas de negocios.
Su señorío y conocimiento, junto a su generosidad y su inmensa amenidad para el diálogo y la tertulia, seguramente han dejado huella en el arduo camino entre tantos que la conocieron y querido bien como otros que le criticaron su personalidad.
A la revista Noticias, Amalita contó una anécdota que pinta su perfil de directora empresaria: una mujer que siempre trataba hacer primar su criterio. Cuando fue dueña de La Prensa, según relata, tuvo "muchas discusiones" con Marcos Cytrynblum, su director periodístico, en relación a las tapas del matutino: al "Darle diez páginas a [la noticia de la muerte del boxeador Carlos] Monzón me parece exagerado, pero se vendieron", y Marcos (Cytrynblum) me dijo que es el tema del día y todo el mundo habla de eso. Pero yo le digo, en mi diario no.
Le pregunté, "¿entonces cuando me muera cuántas páginas van a publicar en La Prensa?".
Si hay algo fuera de discusión tras la colosal fortuna que dejó esa mujer "de carácter, mandona, imperativa y férrea como a la vez sensible", es el cerrado pacto de hermetismo y circunspección sellado entre sus herederos -su hija Inés Lafuente y sus tres nietos- y el designado administrador de sus bienes, Alfonso Prat-Gay.
Más de US$ 1000 millones de su patrimonio personal son objeto de un sinnúmero de conjeturas y algunos sindican la existencia de un testamento, actualizado año tras año, para repartir hasta el 20 por ciento de sus bienes, pero aun esa porción de su patrimonio, por su internacionalidad y variedad de activos y posesiones de toda índole -desde joyas, obras de arte, barcos y aviones-, fue ordenada dentro de un gran masterplán de disposición de bienes y repartida años atrás para sortear diatribas familiares junto con los límites sucesorios de las leyes argentinas.
La mano directriz dispuesta en 2005 por la propia Amalita, al designar un comité administrador que la secundara, para asegurar la prosperidad de su patrimonio en el tiempo, lo hizo al prescindir de su ex "guardia pretoriana", integrada por José María Dagnino Pastore, Eugenio Aramburu y Víctor Savanti, quienes durante años velaron por su riqueza.
En un testamento su letrado, Pablo Louge, y el resto de los miembros del Consejo de Administración de la Fundación Fortabat (F.F.) son también partes medulares en el complejo engranaje de la custodia patrimonial y sobre esta última institución recayó el monitoreo de US$ 100 millones legados para la sustentabilidad del Museo Fortabat, que, con sede en Puerto Madero, alberga una colección de 270 obras, y de las diversas tareas filantrópicas de la F.F.
Según fuentes seguras, la sucesión de Amalita comenzó inmediatamente después de la venta de la cementera Loma Negra, en abril de 2005, a través de sucesivos desprendimientos en vida -a su hija y a sus nietos, Alejandro y Bárbara Bengolea y Amalita Amoedo-. A los dos nietos mayores los consideraba como hijos, ya que se criaron durante parte de su niñez en la casa de Palermo Chico (-hoy sede de la embajada de Corea)-, que compartió con su esposo Alfredo Fortabat.
Se necesitaron tres herederas brasileñas -las Camargo Correa- para adquirir por US$ 1025 millones el imperio industrial de una sola argentina, una vez que su pasivo de US$ 440 millones pudo ser parcialmente saneado y hubo grandes esfuerzos, pero también gestos políticos, como tenerse desprendido en los remates neoyorquinos de algunos de sus 22 grandes obras impresionistas, pero no del conjunto. También de su helicóptero Hughes 500 y de su Learjet 35, celeste y blanco y de diez plazas que, con patente LV-ALF, en honor a su nombre, recorría el mundo", según confió un ex colaborador.
"Amalita no quiso dejar instituida a su hija como única heredera, como dispone la ley argentina por lo cuál sus bienes inmuebles los repartió en partes iguales entre ella y sus nietos, cuándo antes su mirada protectora tenía un mayor alcance familiar con sus sobrinos. "Su patrimonio líquido y bursátil -US$ 700 millones- tiene una ingeniería financiera compleja, con gente capacitada y proba, a través de Prat-Gay y de la plana mayor de Cocif, Compañía Comercial y Financiera y éso excede la idea pueril de un testamento actualizado año a año", agregó otra fuente disidente.
Al margen de la venta de Loma Negra quedaron los activos agropecuarios de Amalita, calculados según voces calificadas, en 250.000 cabezas de ganado vacuno repartidas en un conglomerado de 150.000 hectáreas en distintas provincias del país como (Estancias Unidas del Sud).
Previsora y frívola, repartió en vida, el grueso de sus propiedades de forma bastante ecuánime, aseguran ex colaboradores suyos para sus herederos más proclives al bajo perfil, y un estilo de vida más sobrio sin tanta riqueza fulgurante, que ya comenzaron meses atrás a desprenderse de algunos bienes.
A su hija Inés le habría cedido su tríplex de la Avenida del Libertador junto con el mojón de su imperio, San Jacinto, su estancia de Olavarría al cu{al su gente recuerda tener en sus comienzos construído para los empleados de Loma Negra y obsequiadas las viviendas a sus trabajadores por el acto benefactor de su esposo Fortabat.
La Fantasía, el esplendoroso casco de estilo colonial en Luján, se lo reservó a su nieta Bárbara Bengolea, junto con la antigua casa en la parada 20, Aldebarán, y en el Golf de San Rafael, el preferido de sus dos refugios en Punta del Este.
Son insistentes los rumores que hablan de la venta a los chilenos Carlos y Andrea Heller Solari, dueños de Falabella, de su célebre residencia mediterránea sobre La Mansa de José Ignacio que Amalita la construyó en los 90 y se la habría cedido a su nieta Bárbara Amoedo. La venta de la casa, acompañada por nueve lotes sobre el mar y otra franja de cinco hectáreas en los bosques de La Juanita, se habría concretado en US$ 27 millones.
No son pocos en su entorno que juzgan "demasiado exiguos" los US$ 20 millones que, según trascendió, se habrían pagado por su penthouse con vista al Central Park en lo alto del Hotel The Pierre, que no era su única propiedad en Nueva York. El destinatario de esa residencia icónica habría sido su nieto primogénito, Alejandro Bengolea, quien timoneó Loma Negra durante el tifón de 2001-2002, y heredó la pasión de su abuela por el coleccionismo. Psicólogo, que gozó en su niñez de una vida palaciega al cuidado de Amalita, en los últimos años resignó mucho de la magnificencia de ese estilo de vida y en diciembre del 2011 abrió en Recoleta el restó Tarquino, en Rodríguez Peña y Posadas y dicen quienes lo conocen "que la belle époque dentro de ésa familia se apagó con la muerte de Amalita, su única impulsora".
Pocos son los que se animan a precisar en manos de quién recayó la quinta de dos manzanas en las Lomas de San Isidro, sobre la calle Diego Palma, donde años atrás se celebró el casamiento de su nieta Bárbara con Esteban Ferrari y tampoco saben los destinatarios de una de sus últimas adquisiciones: un penthouse en Bal Harbour.
De lo que no hay dudas, es de que Mema, tal como la llamaban sus nietos, que también contempló en su legado a su hermana Sara Lacroze y todo el contenido de ésta disposición trasunta, como el resto de toda su herencia, un hermetismo absoluto.
Su patrimonio se estima en más de US$ 1000 millones. La venta de la cementera Loma Negra le había reportado US$ 1025 millones, a lo que debió descontar un pasivo de US$ 440 millones y sus activos agropecuarios se estiman 250.000 cabezas de ganado vacuno repartidas en 150.000 hectáreas.
¡Hola! Argentina, una revista de coleccion le rindió un homenaje a Amalia Lacroze de Fortabat, como a una de las empresarias más influyentes de la Argentina que murió el 18 de febrero de 2012, en su departamento de Palermo, a los 90 años.
La despedida de sus restos acompañados en el Cementerio de La Recoleta, donde están sus familiares y amigos, y muchos empresarios y gente del arte.
También acompañaron el sentimiento, tres argentinas que brillan en el exterior. Lucila Polak, novia de Al Pacino, que se lució al recibir la Medalla de las Artes 2011 en la Casa Blanca. Luciana Barroso, mujer del actor Matt Damon, que festejó San Valentín junto a su marido en Nueva York, y Belén Rodríguez, la modelo que condujo la 62a edición del Festival de la Canción de San Remo, Italia, todo en relación de una estrecha intimidad.
fuente La Nación