googlef87c5bb6a5dde55a.html content='pX8WnVSvXsrSCE6ThXyzIIPFKBjDfIQaaLIdDsNIBzY=' ADNpressOnline: 2012-09-09

miércoles, 12 de septiembre de 2012

"España con su década perdida"

Con un desempleo récord del 34% en su población en el país, y Andalucía la región más importante española, se ha convertido en preocupante centro de desempleo juvenil que golpea a los jóvenes en un 60%, en la crisis europea que se advierte de difícil solución a mediano plazo, en la región en que sus paisajes no lucen tanto al exponer la fría estocada de ése índice.
Por muchos lados de su prolífica región se pueden observar escondidos fantasmas de vendedores ilegales que deambulan ofreciendo berberechos en las veredas de Cartaya, persianas comerciales en obras de construcción carcomidas por el abandono en Sevilla,  son las pobres postales del deterioro de los últimos seis años que se puede ver en el país ibérico. Vivir y soportar éste ambiente endurecido es poco aceptable al ser cada vez más las regiones ricas que piden ayuda y la desesperanza cunde cada vez más para los andaluces.
El clima social se tensa con los saqueos a los supermercados en agosto y los bancos tienen problemas con marchas y huelgas de sus sindicatos, con críticas por la mala administración y el abandono de las regiones agrícolas y los atractivos turísticos.
También las quejas llegan desde el Palacio de La Moncloa donde su secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta acusó al gobierno socialista de corrupción estructural y mala administración al decir que "Andalucía no es transparente ni tiene credibilidad".
La afirmación cierta ó no pone en duda a la región donde los más castigados por la crisis no creen en sus gobernantes, y quieren tomar iniciativa propia en sus decisiones para salir de la pobreza, así es el caso de los "okupas" con tomas de vivienda construídas por bancos, que no pudieron ser entregadas por falta de pago de sus hipotecas.
Ante ésta situación se gesta un clima como primer síntoma de estadllido social, pero que todavía no encuentra un claro para extenderse por la falta de apoyo de los ciudadanos andaluces, pero los políticos, empresarios y banqueros ( caso Bankia) han estafado a su antojo y más aún los políticos, que ponen su cara en los afiches para las elecciones para luego desaparecer.
Los agricultores manifiestan que existen varias maneras de robar, cuando a un campesino le pagan 0.30 céntimos de euro por kilogramo de aceitunas cosechadas, para luego en los supermercados venderse a 4 euros el mismo kilo, revela la desesperanza contra el ajuste.
Rajoy por su parte hace ajustes cada vez más sin obtener mejorar la situación que se vuelve más caótica, y cada vez que habla desde Madrid anuncia un nuevo ajuste, y ante todo éste remolino de consignas sudorosas que el pueblo deberá enfrentar, genera una caravana de seguidores del sindicalista Juan Manuel Sánchez Gordillo junto a la figura de una mujer argentina exilada en La Coruña de 56 años, Susana Falcón hija del realizador televisivo Jorge Falcón, que heredó de su padre la pasión que hoy la lleva a transformarse en directora de radio y TV del pequeño poblado del Ayuntamiento de Marianaleda, gobernado por Sánchez Gordillo desde 1979 con solo 3100 habitantes, y que no dudó en sumarse a su proyecto de difundir los ideales de un gobierno comunal para rescatar las hundidas economías regionales.
Con el constante agravamiento de la crisis española, Falcón no cree que la situación sea comparable a la Argentina de 2001, si bien su paralelismo tiene algún punto en común con el sistema bancario, la crisis de ambos países es muy diferente, ya que en Argentina se vino manifestando por décadas en su economía a la realidad social y en España solo lleva 6 años.
El clamor de la gente será cada vez mayor al soportar los efectos de la política de ajuste, saldrá a tomar las calles para reclamar el cambio y no aceptar la política impartida desde Bruselas, si lo que importa es cerrar las cuentas para gastar menos.
El negro futuro que se avecina en la región Sur es la señal más fuerte, de que España sea rehén de un ciclo de ajuste, desempleo, protesta y saqueo que enfrentará a una década perdida.