googlef87c5bb6a5dde55a.html content='pX8WnVSvXsrSCE6ThXyzIIPFKBjDfIQaaLIdDsNIBzY=' ADNpressOnline: 2009-06-28

sábado, 4 de julio de 2009

MADOFF; condenan al gran ilusionista estafador financiero a 150 años de cárcel

No todos tienen ése don de encantar con palabras como lo hacía Bernard Madoff con una maestría especial para encantados que se postraban ante él, para cederle sus millones de sus fortunas para que se las aumentara por ésa ambición desmedida de tener una ganancia rápida.
Usó el viejo truco de la pirámide de los incautos con la melosidad de sus palabras y gestos con promesas grandilocuentes, como atrapante e irresistible embaucador que usó como magia multiplicadora de mago ilusionista. Los dólares fluían en sus manos de los creyentes que contaban a otros de sus ganancias, que les despertaba su atracción y los hacía esperar para ganar su desmedida ansiedad.
Un estafador con privilegio que realizaba sus actos con meticulosa proeza, al estudiar detenidamente las debilidades de los que serían sus estafados por sus propias ambiciones voraces.
A los 71 años confesó vivir atormentado y tener que pasar el resto de sus días en la cárcel, y como tal se disculpó ante el juez al pedir perdón a sus víctimas al mirar a sus ojos de ellos con hipocresía, "lo lamento pero no puedo ofrecerles una excusa por mi conducta", les dijo.
Madoff fue ex presidente de la bolsa electrónica Nasdaq en Nueva York, como asesor financiero nadie llegó a conocer como fraguaba el negocio. La estafa consistía en ofrecer inversiones con alta rentabilidad y financiada con fondos de inversión.
Su negocio se derrumbó por causa de la crisis financiera global cuando sus clientes por temor decidieron recuperar el dinero prestado, y obtuvieron evasivas por parte de Madoff para luego terminar anunciando que estaba en bancarrota y perder U$S 50.000 millones .
Además de su condena efectiva por estafa, Madoff fue castigado por el tribunal con una órden de embargo de bienes por U$S 171.000 millones y de otros activos.
Su estrella rutilante como estafador financiero de Wall Street se evaporó con los millones de sus inversores, que les dijo como rezago de su desazón al estallar su detención el 11 de diciembre de 2008, después de armar un mundo financiero ficticio, que le permitió vivir en el lujo y la ostentación rodeado de amigos al frecuentar lujosos salones de clubes de golf.
Después de conocer su sentencia de 150 años de prisión, se ganó un lugar en la historia como el perfecto estafador de Wall Street al serle impuesta por el juez federal Denny Chin, al acceder por pedido de la fiscalía enviar un mensaje simbólico para quiénes estén tentados en imitar el delito financiero . El mensaje atribuía a delitos maléficos ejercidos por Madoff en la manipulación de dinero, al conllevar al fraude que alcanzó a U$S 13.000 millones que se extendió durante 20 años.
La condena a Madoff es la mayor impuesta en los EE.UU por delito económico, y es seis veces más que a los responsables de ENRON y Worldcom.
Desde la prisión Madoff rompió su silencio al confesar que lo sorprende la falta de atención de las autoridades al no lograr descubrir su fraude antes de la bancarrota que dejó a miles de personas en ruina y tardar tanto tiempo, ya que tenía previsto que podía ser descubierto antes.
El abogado que representa a las víctimas Joseph Cotchett y fuera asesor financiero, consiguió una entrevista con Madoff de 4 hs en la cárcel federal de Butner en Carolina del Norte después de tener amenazado con una demanda a su esposa Ruth y 2 hijos que el ex financista protegía afirmando que nada tenían que ver con el fraude de los U$S 65 millones.
Con la liquidación de bienes de Madoff demandaron a Ruth por U$S 45 millones por gastar dinero en darse una vida esplendorosa mientras su esposo perpetraba el fraude y fue obligada abandonar una residencia lujosa que ocupaba en Upper East Side en Manhattan, y entregar sus joyas a la justicia.
También se indicó que Peter Madoff su hermano sigue siendo el objetivo de los reclamos al desempeñarse como director de la firma Madoff Investment Securities.